Dime con qué sueñas...
Narradora: Esta es la historia de Casimiro, un ratón que le apostaba sus sueños.
Casimiro: Sí, cuando era pequeño mi madre me dijo.
Mamá: Hijito, si hay algo importante en la vida, son tus sueños, dime con qué sueñas y te diré quién eres.
Narradora: ¿Y con qué soñaba Casimiro?
Casimiro: ¡Con ser millonario!
Narradora: Desde hacía mucho tiempo, cada noche al dormir, series y series de números, se dibujaban en su mente ratonil.
Casimiro: Estoy seguro que me ganaré la lotería. Todos los días muy temprano voy al basurero y busco el número que soñé, algunas veces lo encuentro, pero luego me hacen trampa, y cuando voy a cobrarlo dicen que el boleto es viejo y que no vale.
Narradora: A este afortunado ratón, no parecía importarle la espera, estaba seguro que algún día le pagarían todo cuanto en sus sueños había ganado.
Casimiro: ¡Ah caray! Hoy no soñé con números, ahora sí mi vida a cambiar. ¡Qué raro! Soñé con guitarras. Dime con qué sueñas y te diré quién eres. ¡Claro! Seré músico. Un gran guitarrista.
Narradora: Esa mañana, Casimiro no buscó billetes de lotería. Agudizó su ya famosa capacidad de observación para buscar en la basura, una guitarra, y la encontró.
Casimiro: ¡Yuju! Esta sí me sirve. Una pintadita, un rellenito en estos huequillos, quedará perfecta para acompañarme a la fama.
Narradora: En verdad lo intentó. Leyó manuales, ensayó acordes, tomó cursos por correspondencia, escuchaba la radio con atención, acudía puntualmente a cada concierto gratis en su barrio y trataba de imitar a los grandes guitarristas, estaba convencido de que lo lograría, noche tras noche seguía soñando. Soñó con guitarras cubanas.
Casimiro: ¡Ahí voy! Mamá yo quiero saber de dónde somos cantantes...
Narradora: Soñó con guitarras flamencas.
Casimiro: Y esto sí es lo mío. Ay ay ay ay ay...
Narradora: Con tríos mexicanos.
Casimiro: Ahora sí, amorcito mío. Novia mía, novia mía, cascabel de plata y oro ..
Narradora: Casimiro volvió a soñar. Lo intentó entonces con el rock.
Casimiro: Mmm..¡esto suena bien! Toque como toque. Ahora sí seré famoso.
Narradora: Por fin, se hizo roquero. Tocaba en las esquinas, pero nadie lo valoraba.
Casimiro: Se solicita guitarrista para grupo de rock. ¡O sea yo! A ver, a ver, anotando, anotando 5-5-25-0-7-0-7, esto es.
Narradora: Se presentó por teléfono como el mejor guitarrista jamás conocido y solicitó audiencia en un bar para tocar en su debut con el grupo Los de Anoche en el Tejado. Por fin llegó el gran día, Casimiro había ensayado sin descanso. Afinó su guitarra, se la echó al hombro y caminó muy seguro hacia el bar.
Presentador: Hola, hola. Sí, probando. Atención, atención. Buenas noches a todos. Bienvenidos al Gato Viudo. Hoy tendremos el debut del grupo Los de Anoche en el Tejado. Vengan esos aplausos. Bravo, bravo, bravo bravo, pero además presentaremos un nuevo integrante del grupo, el famoso guitarrista, Casimiro. Vengan esos aplausos a Casimiro.
Casimiro: Gracias, gracias
Audiencia: Es un ratón, un ratón.
Casimiro: Buenas noches.
Audiencia: Oye es un ratón, un ratón, un ratón, un ratón va a tocar con los gatos...
Casimiro: Me da mucho gusto complacerlos. Ahora les voy a cantar una cancioncita de mi inspiración que le copié a un amigo mío. Chico tienes que cuidarte, cuanto crees que durarás así... Nenenenene qué vas a hacer cuando seas grande...
Audiencia: ¡Buu! ¡Fuera ese ratón!
Casimiro: Nenenene qué vas a hacer. Les gustó, sí verdad.
Audiencia: ¡Fuera!
Presentador: Muy bien, muy bien, muy bien señor Casimiro, muchas gracias a Casimiro. Ahora con ustedes, a lo que vinimos, los de Anoche en el Tejado.
Audiencia: ¡Bravo bravo!
Narradora: ¿Quién podría creer que Casimiro iba a tocar con los de Anoche en el Tejado? Un famoso grupo de gatos bodegueros entregados a la libre interpretación del rock.
Gato Mira Luigi, un ratón quiere ser nuestro guitarrista.
Luigi: Je, je, je, yo lo veo bien pero para bocadillo. Miauuu...
Narradora: Los gatos se acercaron peligrosamente a Casimiro mientras relamían sus bigotes. Una pequeña discusión entre el baterista y el cantante le dieron al ratón la oportunidad para correr sin parar y sin mirar atrás.
Casimiro: ¡Hm! esa banda no me merecía. Fue sólo verlos y saber que no tocaban nada bien. En mejores lugares me esperan, gatuchos.
Narradora: Caminó hasta su casa, mirando a todas partes con la esperanza de encontrar otra guitarra, pues la suya había quedado perdida en el bar. Finalmente, su éxito no dependía de un instrumento sino de su gran ingenio. Esa noche, Casimiro volvió a soñar, ya no con guitarras sino con la luna; una gran luna de queso. Estaba claro, su carrera como astronauta habría de iniciar.